Cursillo 133
Cursillo 133 de la Diócesis de Getafe
16 de Diciembre, 2023
Del 9 al 12 de Noviembre, en la Casa Villa San Pablo, de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad celebramos el cursillo número 133 de la Diócesis de Getafe.
Sabemos que un cursillo va a dar muchos frutos cuando el enemigo se esmera en poner trabas para que no se celebre.
Así, en la semana previa, una persona del equipo tuvo que abandonar para atender problemas familiares ineludibles.
Otro miembro del equipo, ya iniciado el cursillo, casi tuvo que ingresar el hospital por un problema médico, aunque finalmente pudo volver a la casa.
Y así se podrían contar varios problemas más, pero sin embargo, el Señor, haciendo ver que, aunque espera que demos todo lo que podamos, en realidad, todo lo hace El, y, como siempre, pudimos ver muchos milagros en la vida de todos los cursillistas.
¡Tenemos que sentirnos agradecidos de pertenecer a este bendito Movimiento que nos permite ver en primera fila cómo actúa el Señor, convirtiendo los corazones de las personas, a veces, incluso, actuando a través nuestro!
Y como muestra de todo esto, os dejamos con varios testimonios que plasman que el Dios, una vez más, ha estado grande con nosotros:
Para mi haber hecho el cursillo de cristiandad ha sido un privilegio, una experiencia única e inolvidable y ha supuesto un antes y un después en mi vida como Cristiana.
¡Mi corazón estaba triste y gris y se ha vuelto de colores!
Maria B. (Aranjuez)
El cursillo ha supuesto para mi un alto en el camino para tomar una bocanada del mejor oxígeno que se puede respirar en medio del ajetreo cotidiano, por el que algunas veces he ido caminando con el piloto automático.
Pero lo más importante, me hizo recrear en mi mente y en mi corazón todos los momentos en los que el señor ha sido quien me ha sostenido siendo: mi fuerza, mi refugio, mi fuente de consuelo y quien me ha ido guiando por las cañadas oscuras de mi vida, con una paz y alegría que jamás imaginé.
También significó rellenar mi lámpara del aceite del amor a Dios y a mi prójimo (representado por mi familia, amigos, y por todos y cada uno de los hermanos con los que he tenido la dicha de compartir este maravilloso cursillo) permitiendo así, que comenzara el cuarto día con más ilusión, alegría (la que nace del encuentro con Jesús) y ¡con ganas de llevar el mensaje y amor de Dios en mi entorno!
Idanlly M. Then Cruz (Moraleja de Enmedio)
Lo que yo experimenté en el Cursillo realmente no fue un cambio brusco, porque desde pequeña mi familia me ha inculcado la doctrina de la Iglesia y siempre he sido creyente y practicante.
Sin embargo, tras haber estado unos meses algo desconcertada y decaída porque acababa de dejar la carrera por la que tanto me había esforzado, el cursillo me ayudó a ser más paciente y a entender que los planes de Dios a veces pueden ser muy distintos a los míos.
También vi que las situaciones difíciles en las que nos pone el Señor te hacen necesario acercarte y recurrir a Él, porque como dijo San Juan Evangelista: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada” (Jn. 15:5).
Por otro lado, cambió mi actitud en todo lo que hacía relacionado con la Iglesia. Los testimonios de mis compañeros, ahora hermanos en la Fe, me reconfortaron y me hicieron verlos, escucharlos y entenderlos de una manera más profunda, tanto a ellos como a mí misma.
Sin duda, cada uno tiene su momento para participar en esta experiencia tan bonita, y este era el mío. ¡Dios está vivo!, y vive en cada uno de nosotros, «¿por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc. 24:5).
¡DE COLORES!
María Gómez (Aranjuez)
Ha sido mi primer cursillo en el equipo.
La verdad que las semanas de preparación fueron especialmente intensas para mi por diferentes frentes personales, lo cual ha favorecido para que el esfuerzo fuera mayor, y tal como he vivido el cursillo, los resultados han sido increíbles.
Pase muchos nervios porque, aunque quería, no me veía a la altura de la enorme responsabilidad que implica formar parte del equipo: de lo que nosotros hagamos y digamos, depende que personas encuentren Aquello que dará sentido e iluminará sus vidas para siempre.
Pero cuando todo empezaba a rodar, creo que dejarse llevar por Él es la mejor opción.
He tenido el regalo de ver cómo personas en búsqueda se han abierto a Dios a través de la Iglesia, de ver corazones cerrados que se rendían por ser testigos del amor, el cuidado y la alegría de Cristo en nosotros.
Pero resultó que el Señor no solo tenía sorpresas preparadas para los cursillistas, sino para mí también: gracias a este cursillo he afianzado más profundamente mi llamada a servirle, me ha invitado a derribar barreras para ello y me ha permitido encontrarme más profundamente con mis hermanos y con la Iglesia.
Ha sido, sin buscarlo, el triple encuentro: Con Él, conmigo misma y con la Iglesia.
Cómo he dicho, ha sido mi primer cursillo en el equipo, ¡y espero que haya muchos más!
¡De colores!
Nines Gómez Pulgarín (Getafe)
En este cursillo he ido por primera vez como parte integrante del equipo.
Realicé el cursillo nº 122, hace casi dos años, en él tuve un encuentro muy intenso con el Señor, lo conocí, y sentí en mi ser el AMOR en mayúsculas.
Antes de aquello no sabía lo que era el amor de Dios… Así que fui muy ilusionada al cursillo porque el Señor me había llamado para formar parte del equipo y emocionada porque quería que las personas que acudieran sintieran ese amor incondicional de Dios y que llenara de alegría sus vidas.
Y ¡vaya si sucedió! Tuve el privilegio de ver cómo en estos tres días cómo el Señor tocaba los corazones de cada uno.
Conforme pasaba el cursillo, las sonrisas, las miradas cariñosas, el amor fraternal y de comunidad iba apareciendo y creciendo en cada uno de los cursillistas.
Ha sido un regalo poder presenciar todo esto, y he salido emocionada y más enamorada si cabe del Señor, de las grandezas que puede hacer en nosotros si dejamos que él actúe y habite en nuestro corazón.
¡DE COLORES!
Eva María Cruz Machín (Aranjuez)
Llegué al Cursillo de Cristiandad, sin creer en Dios, lo primero que me llamó la atención fue el buen ambiente que se respiraba y la amabilidad y el cariño con el que interactuamos entre nosotros.
Yo puedo decir que en los tres días que estuve ahí, el diablo me miró, intentó que me fuera del Cursillo, le vencí, Dios me habló con mis propias palabras, y el Espíritu Santo me inundó con su dicha.
Jesús Altable Mon (Madrid).