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Cursillo 136

Cursillo de Cristiandad Número 136 de la Diócesis de Getafe

Cursillo 136 de la Diócesis de Getafe

24 de Marzo, 2024

Entre el pasado 14 y 17 de marzo, celebramos en la casa de Espiritualidad Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor de Ciempozuelos, el Cursillo de Cristiandad número 136 de la diócesis de Getafe.

Un numeroso grupo de cursillistas, junto al equipo, convivimos durante más de tres días, propiciándose el encuentro con el Señor, con los hermanos y con nosotros mismos.

El paso del Espíritu Santo se reflejó sin duda en los rostros de cada uno de nosotros y nos ha dejado una profunda huella que nos acompañará en nuestro cuarto día.

Presidiendo la clausura estuvo D. Aurelio Carrasquilla Jerez, Vicario Diocesano para la Pastoral Caritativa y Social, junto con nuestra presidenta diocesana, doña Lourdes Barato, que además fue la coordinadora de este cursillo, y D. Yago Fernández de Alarcón, nuestro consiliario.

Don Aurelio dedicó unas emotivas palabras a los nuevos cursillistas, y a todos los presentes, animándoles a perseverar, para que lo vivido este ese fin de semana no se quede sólo como una bonita experiencia, sino a hacerlo vida, cada día.

Os dejamos con una serie de testimonios y con unas fotos del evento:

Era mi primer cursillo como miembro del equipo, y tengo que decir que ha sido maravilloso. Poder ver como el señor va transformando a los cursillistas, como las inseguridades y dolor de los primeros días se va transformando en ilusión y esperanza, es algo que no se puede explicar con palabras.

También en mi mismo, volver a comprobar que solo con mis fuerzas no soy nada, pero que con el Señor somos “mayoría aplastante”, lo que me llena de fuerzas e ilusión para asistir a nuevos cursillos en el futuro cuando “Dios cuente conmigo”.

Antonio Moreno, de la Ultreya de Getafe y miembro del equipo de este cursillo.

Me llamo Lucía Montero, tengo 19 años, soy de Alcorcón y he hecho el cursillo 136. Ha sido una experiencia llena de Dios, de comunidad y de risas.

La verdad que el primer día me sentí un poco desubicada y con ganas de abandonar, pero los siguientes días merecieron totalmente la pena. Iba con la idea de que este cursillo me iba a dar el boom de mi vida, y la verdad que para nada ha sido eso.

Este cursillo me ha enseñado que ese boom que quería ya le había tenido, pero que le faltaba esa formación y comunidad para que pudiese crecer.

En el finde semana, Cristo me enseñó su amor por mí, me enseñó que soy su hija y que acepta cada parte que me compone, y que lo único que busca de mí es que yo esté a su lado y que le quiera como hija amada que soy.

Me ha hecho ver la gran familia que me ha dado, y no solo la biológica, sino mi familia de Iglesia, necesaria para mi crecimiento y mi progreso.

Ha sido un finde semana que le agradezco al Señor, tanto por lo que Él me ha mostrado como por las personas maravillosas con las que me ha permitido vivirlo.

De colores.

Lucía Montero, de Alcorcón.

¡Hola a todos, queridos hermanos!

Soy Natalia y he asistido al cursillo 136. La experiencia ha sido… ¡sorprendente! He recibido el amor de Dios a través de las personas que allí asistieron. Desde el primer día, pude sentir como sus miradas eran diferentes a cualquier otra, pues desprendían una luz difícil de describir. Sus miradas traspasaban el cuerpo, los ojos… iban directas al corazón.

Esas personas desprendían felicidad, serenidad, paz; todo aquello que tanto necesitamos las personas que hemos estado un tiempo alejadas del camino de la salvación.

Doy gracias a Dios por esta llamada, que tanto necesitaba y ha llegado justo en este momento de mi vida en el que más luz necesita mi camino.

Doy gracias a la familia que tenía y desconocía, ¡la Comunidad!, ese refugio al que acudir para compartir este sentimiento que ojalá algún día llegue a tantos corazones despistados como estaba el mío.

¡DE COLORES!

Natalia Ceciliano, de Ciempozuelos.

Salgo del Cursillo habiendo recibido un regalo, un reencuentro y mucha gratitud. Aún con el éxtasis de toda la experiencia, mis primeras reflexiones son las siguientes:

Cada Cursillo es único pero el Señor me invitó a este porque la mayoría de los hermanos éramos jóvenes, mostrándome que hay otra forma de vivir donde la juventud tiene presente a Dios en su vida.

Al mismo tiempo, tuve la oportunidad de entender lo que es la vida en Comunidad y de conocer a gente buena en el sentido más literal de la palabra.

Personas que pierden su tiempo personal para entregárnoslo a nosotros con el fin de acercarnos al Cielo. He aprendido algo de cada uno de ellos, pensando tanto en lo afortunados que son como en la responsabilidad que tienen de ser instrumentos en manos del Altísimo.

También aprendí que nuestras vidas no son tan distintas y que todos pasamos por dificultades que nos hacen rotos en el alma, pero estos rotos pueden ser cosidos por el Señor. Esto último es lo que más me llevo, que ante la adversidad se puede ser feliz porque sabemos que no estamos solos, que Jesucristo está vivo y que podemos cargar nuestra cruz en él.

Luci Gutiérrez, de Ciempozuelos.

Mi nombre es María, tengo 23 años y recientemente completé el cursillo de cristiandad  número 136 de la diócesis de Getafe.


Decidí realizar este cursillo porque pronto celebraré mi primera comunión el 6 de abril, y también para profundizar más en mi fe.


Lo que no esperaba es que este cursillo me brindara la oportunidad de sanar heridas emocionales.

Por primera vez, pude confesarme y experimentar la comunión espiritual, lo cual fue una experiencia emocionante y conmovedora para mí.

Sentí que estos momentos de conexión con mi fe eran similares a lo que San Mateo debe haber sentido cuando Jesús lo eligió para seguirlo.

Fue realmente transformador.

María Flores, de Getafe.

¿Qué ha sido para mi el cursillo 136?

Ha sido un regalo de Dios.

Cuando me propusieron formar parte del equipo sentí preocupación y dudas, pero después de la primera reunión, fue tan buena la acogida, que se me disiparon las dudas y se convirtió en una ilusión y en un compromiso total con el cursillo.

Me encomendaron la función de ser el campanillero y no lo dudé, por el Señor lo que haga falta.

Y ¿por qué digo que ha sido un regalo?

Porque he podido ver cómo el Señor ha ido tocando los corazones de cada uno de los cursillistas. He podido experimentar ser instrumento de Dios y ha sido muy especial.

Doy gracias al Señor porque he ido en el equipo con mi mujer y como cursillista mi hija Elena, que llevaba tiempo para hacer el cursillo y este ha sido su momento.

Participar en el equipo me ha dado la oportunidad de volver a vivir un cursillo y seguir creciendo en la fe, teniendo siempre presente el trípode de Oración, Formación y Acción.

Por todo ello, gracias Señor.

¡¡De colores!!

Luisma Arenas Carvajal, de la Ultreya de Ciempozuelos, miembro del equipo de este cursillo: ¡nuestro campanillero!

Mi nombre es Yolanda, tengo la fe un poco debilitada y no entendía cómo mi marido, Desi, podía vivir la fe de esa manera.

Cómo cuando llegaba de la Ultreya rebosaba de felicidad y tranquilidad.

Mi experiencia en el cursillo 136 ha sido muy positiva en cuanto que la vivencia con un grupo de personas totalmente desconocidas unas de otras, hemos formado una gran familia, siempre bajo la atenta mirada de Cristo.

Ahora entiendo de dónde le llega esa alegría y fuerza a mi marido y me gustaría poder compartirlo con él.

Un abrazo de muchos colores.

Yolanda Benito, de Valdemoro.

Me llamo José Ramón y he hecho el cursillo de Cristiandad 136 de la Diócesis de Getafe.

Hermanos, qué alegría tengo, llevo varios días inundado de gozo, y creo saber que me ha pasado, Cristo ha entrado de pleno en mi vida.

Quiero compartir con vosotros mi testimonio de Fe, quiero daros a conocer quién ha obrado en mi para este cambio que se ha producido en mi vida, Cristo. Él me ha inundado de su gracia, me ha dado alegría, vitalidad, e ilusión para empezar el camino de ese Plan que Dios tiene, que pienso será maravilloso, bueno y lleno de Amor.

Estaba triste, no era yo, lo tenía todo, familia, un buen trabajo,… y sin embargo me sentía vacío, y no sabía qué hacer para cambiar esa situación. Entonces mi esposa, Lourdes y otros amigos me invitaron a hacer un cursillo de Cristiandad. El cómo lo ha hecho, mi conversión, aún no lo tengo claro, un milagro ¿no sé? De lo que no tengo la menor duda es de cuál ha sido el instrumento que ha empleado Cristo, el cursillo.

Sí, Cristo ha llegado a mí, a través del cursillo. Tocó a la puerta, le oí y le abrí. Mis hermanos de cursillo me ayudaron a oírle y sentirle, dieron testimonios de que Jesucristo está vivo, presente entre nosotros: yo sólo me dejé llenar de su gracia y ahora tengo fuerzas para iniciar el peregrinar.

Pero atisbo que no va a ser un camino fácil seguir a Cristo: exige mucho, aunque sí será un mejor camino.

Pero si Cristo dio su vida por nosotros en la Cruz, todo lo que nos pida y haga es poco. Me pongo en sus manos, en la oración, en la penitencia y en la eucaristía, para tenerlo cerca y poder seguir con su Plan. Estoy convencido de que, con la ayuda de Dios, que es misericordioso, generoso, bueno y lleno de amor por sus hijos, será posible.

Los hermanos no nos pueden salvar de los pecados, pero si pueden ayudar, como hasta ahora, a que cuando esté cansado o caiga me levanten y pueda caminar en esta vida nueva: salir al camino a proclamar que Cristo está vivo y ayudar al hermano. Y para eso está la Iglesia y sus distintos grupos, para que mantengan este fuego que se ha encendido en mi corazón y alma.

¡De colores!

José Ramón Rebolloso, de Leganés.