Conviencia de Inicio de Escuela 2025

Conviencia de Inicio de Escuela 2025
12 de Octubre, 2025
¿NO ARDÍA NUESTRO CORAZÓN MIENTRAS NOS HABLABA EN EL CAMINO?
Bajo este lema celebramos, el fin de semana del 4 y 5 de octubre de 2025, nuestra ya habitual y consolidada convivencia de inicio de curso de Escuela .
En esta ocasión nos reunimos, cerca de cuarenta dirigentes –entre veteranos y recién incorporados– en ambiente de convivencia, cercanía y fraternidad, en la casa de espiritualidad de las Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús de El Escorial, que siempre nos acogen con la alegría y el cariño que las caracteriza.
Tuvimos tiempo para múltiples actividades: rollos, meditaciones, trabajo en equipos, práctica de conversación espiritual, Eucaristía, Adoración, juegos, risas… pero sobre todo para lo más importante: la convivencia reunidos en torno a Cristo.
Y es que lo que más resonaba en nosotros era el sentirnos comunidad: unidos para la misión que se nos encomienda de anunciar el Kerygma al mundo, siempre al servicio de la Iglesia.
He sido muy afortunada al poder asistir este año a la convivencia de inicio de la Escuela.
El estar con otros dirigentes y todos con las ganas de mejorar cada vez nuestra labor en nuestros distintos ambientes, me ayudó a recordar la responsabilidad que supone ser parte de la Escuela y el compromiso tan hermoso que es colaborar en el movimiento.
Con la conversación espiritual hemos podido ver, mediante la acción de Espíritu Santo, qué nos pedía el Señor para mejorar este curso
He salido con las fuerzas renovadas y segura de contar con la gracia de Dios para seguir trabajando y cumplir su voluntad
Los hermanos de la Escuela, con su alegría y disposición, también me han contagiado su espíritu para continuar cada día con esta tarea.
¡¡¡De colores!!!
Natalia Arango, Ultreya de Getafe
El fin de semana, del cuatro al cinco de Octubre, tuvimos la convivencia de inicio de escuela en un precioso lugar de San Lorenzo del Escorial.
Para mí, después de una gran peregrinación solitaria, fue un motivo gozoso de encuentro con los hermanos, de oración comunitaria y renovación interior de los compromisos para este nuevo año que empieza.
He sentido arder mi corazón al reconocerme acompañada por el Señor en este caminar de la Escuela de Cursillos de Cristiandad en mi vida. A través de la fraternidad compartida con sus risas y momentos de reflexión, en la Eucaristía, en el método propuesto en los equipos, que ayudó a que el Espíritu Santo, moviera mi corazón hacia la verdad.
Mirando el nuevo curso con esperanza a servir, con humildad. Manteniéndome firme en la fe, aún en medio de diferencias y desafíos que surgen en el camino.
Me llevo la certeza de que Dios actúa en lo pequeño y en lo cotidiano. Y que la verdadera renovación comienza cuando dejamos espacio al Espíritu Santo para que transforme nuestros corazones.
Me quedé con el cartel que tenía a mi lado y decía ser líderes de misericordia. Hombres y mujeres que desde la experiencia viva del amor de Dios sepamos mirar con compasión, acoger con sencillez y servir con alegría. No faltan los desafíos, pero confiamos que el Espíritu Santo nos guía hacia una comunidad más unida, madura y fiel al carisma que nos inspira: hacer presente a Cristo en los ambientes donde vivimos.
Deseo que sigamos caminando juntos con el corazón encendido por el Evangelio.
De colores.
María Jesús Ledo Gil, Ultreya de Aranjuez
Llegué en la convivencia algo cansada, cansada de la rutina, del trabajo y también del mundo que me absorbe. Venía con una mezcla de sentimientos de tristeza y alegría.
Hace cuatro días que falleció Don José Antonio el obispo de Madrid, que para lo más cercano es don Pepe.
El Padre Pepe fue unos de los sacerdotes que acompaño el cursillo de mujeres 229 en Madrid del año 2013.
Ese fue mi primercursillo, y a mí como a muchos de vosotros el cursillo ha marcado un antes y un después en mi vida. El Padre Pepe como buen pastor ha dejado en mi esa “semilla del amor divino” del que habló él, el día de su ordenación como obispo.
Por lo que también siento su partida de este mundo, pero a la vez una alegría, porque tengo puesta mi esperanza en el Señor y la esperanza de que Don José Antonio estaría gozando de la presencia del Señor.
Al llagar aquí el sábado me encomendé a él, pidiendo su intercesión por mi ante el Señor, a la vez que ofrecía el día por su alma.
Estos dos días de convivencia ha supuesto para mí un renovar mi amor primero, es volver al punto de partida, es reavivar en mi esa chispa o esa semilla que Dios ha puesto en mi corazón con un deseo profundo de una entrega total al Señor y de servirle en el movimiento.
En definitiva, la convivencia ha sido para mí una experiencia de renovación de mi compromiso con el Señor y como cursillista mi compromiso con el Movimiento de Cursillo de Cristiandad.
Es volver a decir Si al Señor, poniendo mi vida en manos de María nuestra madre, refugio de los pecadores.
Mabel, de la Ultreya de Alocorcón
“Soy católica porque creo en Dios y voy a misa”. Así solía responder cuando me preguntaban por mi religión. Y sí, es muy cierto lo de creer en Dios y asistir a misa, pero ¿realmente soy católica? Fue una pregunta que tuve que hacerme y responder durante mi cursillo de cristiandad.
Viví mi cursillo, el Nro. 143, en marzo de este año. El cursillo fue un regalo de Dios. Decir que Sí y aceptarlo resultó ser toda una bendición. Y como ante cualquier regalo sin abrir, tenía mucha curiosidad de saber lo que sería, porque nunca había asistido a un retiro o algo similar.
Seguí todas las indicaciones del equipo: abrí mi corazón e hice a un lado los prejuicios (en lenguaje cursillista, cerré el paraguas y me comí el cocodrilo). El resultado superó mis expectativas.
No sólo entendí que vivía mi cristiandad superficialmente, sino que estaba muy lejos de ser una verdadera católica. Me urgía formación.
Literalmente me uní a la ultreya de Móstoles en mi cuarto día. Fui acogida por tres hermanas que formaron parte del equipo en mi cursillo, y por otros nuevos hermanos. Mi familia era aún más grande y Dios no paraba de bendecirme.
Cada día en la ultreya aumentaban mis ganas de conocerle más a Él y poder transmitir a otros lo que aprendía, con confianza y seguridad.
Meses más tarde, durante la ultreya de verano, me preguntaron si quería formar parte de la Escuela. Sin tener mucha información, dije nuevamente que Sí, con la confianza de que todo lo que sea para estar cerca de Dios y conocerle más, es un paso hacia la santidad.
Y fue así como me apunté a las Jornada de Iniciación a la Escuela 2025. Allí, gracias al Espíritu Santo que estuvo presente desde el inicio hasta el fin, pude conocer a fondo, lo que implica formar parte de la iglesia y de este gran movimiento.
Recuperar el amor primero, evangelizar y buscar la conversión de las personas, son frases que me marcaron para bien, durante esos días. Y sin mucho que discernir, porque desde mi cursillo, sentí el llamado de Dios a servir desde el MCC, dije que Sí.
¿No ardía nuestro corazón mientras hablábamos en el camino? Con este hermoso lema se daba la bienvenida, a los que asistimos a la Convivencia de la Escuela 2025.
Fue otro llamado de Dios al cual no pude negarme, pues, como novia en plena luna de miel, me siento muy enamorada del MCC, y quiero permanecer en esta parcela de la iglesia, para la gloria de Dios, hasta que Él así lo quiera.
Fueron dos días de mucha oración y conversación íntima con el Espíritu Santo. Aprendí sobre la Conversación Espiritual. Un método infalible, que motiva al encuentro con nuestros hermanos y favorece en la unidad, la diversidad. Es un ejercicio que podemos aplicar en todos nuestros ambientes.
Con el Espíritu Santo como mediador, la escucha activa y hablando desde el corazón, podemos llegar a acuerdos.
Dios nos anima a tener siempre el corazón abierto para recibir lo que quiere decir nuestro hermano, sin juzgarlo, sin prejuicios y, expresando con sinceridad la propia experiencia, siendo responsables de lo que decimos y sentimos, sin imponer nuestro punto de vista.
Esta convivencia, me hizo ser consciente de la responsabilidad y el compromiso que implica formar parte del movimiento.
Tanto la escuela como la ultreya, son instrumentos para la evangelización y deben estar al servicio de la comunidad. Por esa razón, y teniendo como centro a Cristo, debemos cuidar, querer y velar por el buen funcionamiento del MCC, sin descuidar a todos nuestros hermanos.
¡De colores!
Xiomara, de la Ultreya de Móstoles