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Cursillo 141

Cursillo 141 de la Diócesis de Getafe

Cursillo 141 de la Diócesis de Getafe

27 de Noviembre, 2024

Del 21 al 24 de diciembre, en la Casa de las Oblatas de Ciempozuelos, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad celebró el cursillo número 141 de la Diócesis de Getafe.

Fue un cursillo corto, sólo 10 invitados, más 9 del equipo. Es más, a falta de 10 días solo había 4 invitados fijos, y la sensación por momentos fue que habría que suspenderle.

Sin embargo, gracias al Señor, el cursillo se pudo celebrar, y tras el primer día, en el equipo comprendimos que el Señor sabe lo que hace, y que si sólo se habían apuntado 10 personas, había un motivo de peso: el Señor quería que nos volcáramos con mayor intensidad en esas 10 personas que requerían de nosotros una mayor atención que la que les hubiéramos podido prestar si el Cursillo hubiera sido más numeroso.

Solemos decir que el Señor ha estado grande con nosotros: esta vez incluso más si cabe.

Los miembros del equipo hemos podido ver verdaderas transformaciones, personas con muchas heridas en las que el Señor puso bálsamo, dándoles esperanza y mucha alegría.

Y dotándoles de la Gracia necesaria para afrontar todos sus problemas con paz y serenidad.

Incluso celebramos el cumpleaños de Ana Victoria, una de las nuevas cursillistas.

Y por si todo esto fuera poco, Vanesa Rodado y Desireé Fernández, feligresas del padre José Manuel Ramos, director espiritual del cursillo y párroco de la iglesia Espíritu Santo de Aranjuez, con quien llevaban ya un recorrido de iniciación en la fe, ¡hicieron su Primera Comunión de una forma tan sentida que llegó al corazón de todos los presentes!

La Clausura, muy emotiva y concurrida, estuvo presidida, en nombre de don Ginés, obispo de Getafe, por nuestro consiliario Don Yago Fernández de Alarcón, al que acompañaban, Doña Lourdes Barato, presidenta diocesana del Movimiento, el ya citado Don José Manuel, Director Espiritual del cursillo, y don Juan José Rodríguez, coordinador del mismo.

Como siempre, incluso más que siempre si cabe, ¡el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres!

Os recordamos que desde hace unas semanas, varios hermanos están preparando con mucho cariño el próximo Cursillo  que se celebrará del 5 al 8 de Diciembre.

Pensemos en aquellos personas cercanas con las que nos gustaría compartir el tesoro que es una vida con el Señor en su Iglesia.

En este enlace hay un formulario para inscribirse para asistir a dicho cursillo:

Formulario de Inscripción Cursillo del 5 al 8 de Diciembre

Os dejamos con varios testimonios y las fotos de la Clausura, esperando que os gusten.

¡¡De Colores!!

En la Clausura no pude dar testimonio por las emociones tan grandes que sentía, pero creo que os debía contaros, al menos por escrito, que la experiencia vivida en el cursillo ha simplemente sido maravillosa.

Entré con mucha tristeza y he salido muy feliz, y encima me he llevado una ¡¡gran familia de colores!!

Noelia Garrido, de Aranjuez

Para mí ha sido una de las mejores experiencias de mi vida.

Es verdad que no se puede describir bien con palabras, las sensaciones, emociones y sentimientos qué vives allí pues te tocan el alma y el corazón.

Me ha inundado la luz de Cristo y puedo decir por fin que me he reencontrado con él. Me ha acogido, me ha querido y me ha perdonado.

Y al fin me he sentido digna de su amor, que he visto qué es inmenso.

Además, he encontrado a personas que considero de mi familia (mis hermanos) y he visto en ellos la gracia y el milagro de Dios y ha sido algo impresionante.

También he encontrado la respuesta a muchas preguntas que me han atormentado.

He encontrado la luz y ahora puedo ver la vida de colores.

Estoy feliz, liberada y tranquila. Sólo tengo palabras de agradecimiento a Dios y a este cursillo qué me ha devuelto a la vida.

Pero eso no es todo: en este cursillo he tenido el mayor regalo qué se puede tener, ¡un regalo doble!

He recibido el sacramente de la confesión por primera vez en mi vida y tengo 40 años…

Ha sido algo tan liberador, tan emotivo, tan lleno de amor y misericordia qué me dejó perpleja.

Pero por si esto fuera poco, en este milagroso cursillo 141, recibí mi primera Comunión: Dios entro en mí, inundando todo y desde entonces estoy tan feliz…

Y todo ello compartido con la mejor de las familias, mis compañeros del cursillo, a los que llamo mis hermanos.

Recibir a Cristo me lleno de paz, de vida y de felicidad plena. Sentí todo su Amor y la certeza de qué nunca me dejará sola, de que nunca lo hizo.

¡¡De Colores!!

Vanesa Rodado, de Aranjuez

Mi viaje hacia esta experiencia estuvo repleto de dudas, tentaciones y tristeza. Al llegar allí, agotada, pensé que no estaba preparada para vivir algo así.

Descansé y, dándome cuenta de que había puesto en un pedestal cosas mediocres como mi expediente académico, confundiéndolo con aquello que definía mi valor, decidí seguir el consejo del Señor y entregárselo todo a Él.

Los días se sucedieron con campanadas que le daban comienzo de forma alegre, desayunos repletos de risas y caras que, poco a poco, se iban haciendo más conocidas.

El cariño hacia ellos llegó pronto, entre abrazos, cocodrilos y rollos, con alegría al cargar juntos nuestras cruces, en medio de un aprendizaje realmente esencial.

Aprendí a confiar, no únicamente en Jesús, sino en los demás, a ver el mundo como un lugar bueno, a los otros como hijos de Dios y hermanos.

Sin embargo, sentía que algo me faltaba; todos sentían emociones intensas, lloraban y reían a la vez, se abrazaban o se frustraban mientras, en cambio, yo no era capaz de mostrar un ápice de sentimiento.

Cuando parecía que la emoción corría por mi cuerpo, al llegar a mi corazón, descendía de nuevo para desaparecer.

No fue hasta que, tras mucha espera y gran deseo, hice mi Primera Comunión en el mismo cursillo, que el Señor cambió mi corazón de piedra por uno de carne y, entonces, supe que nada más importaba: ni lo que otros pensaran, ni lo que hubiera hecho antes de llegar hasta ahí, ni cuánto sufrimiento había sido necesario para hacerme humilde y sencilla… Solo Él, nada ni nadie más.

Este cursillo ha sido más que una simple toma de apuntes, más que un retiro de la vida cotidiana; ha significado un cambio en mi vida.

Ahora veo lo extraordinario en lo ordinario, e intento poner amor en todo aquello que depende de mí.

Me he llevado una gran familia y, sin duda, mi prioridad ante todo es Jesús, de quien finalmente soy capaz de hablar (incluso gritar, saltar y llorar) sin vergüenza, aclamando su Gloria allá donde voy, pues igual que ha cambiado mi vida, también quiere cambiar la tuya.

¡¡De colores!!

Desireé Fernández, Aranjuez