Cursillo 144

Cursillo 144 de la Diócesis de Getafe
10 de Mayo 2025
Del 1 al 4 de mayo de 2025 se celebró el cursillo número 144 de la Diócesis de Getafe, en la Casa de las Oblatas del Santísimo Redentor de Ciempozuelos.
Allí se dieron cita un grupo numeroso de candidatos que, junto con el equipo, coordinado por Mila Salinas, se encontraron el Señor y con su Iglesia.
A la Clausura asistieron una buena parte de la comunidad de Cursillos de Getafe, y estuvo presidida, en representación de don Ginés, por don Jesús Úbeda, Vicario Episcopal para la Evangelización y la Transmisión de la Fe, junto con nuestra presidente, doña Lourdes Barato, nuestro consiliario y párroco de San Antonio de Aranjuez, don Yago Fernández de Alarcón, don Laureano Arrogante, párroco de Santa Beatriz de Silva de Leganés y Mila, coordinadora del cursillo.
Tras unos emocionantes testimonios de los nuevos cursillistas, alguno de los cuales consignamos más abajo en esta reseña, Mila nos contó cómo había vivido su primera experiencia como coordinadora.
Empezó dando gracias a Dios por ese cursillo 106 de hace 7 años donde el Señor la rescató. También se acordó del equipo de este cursillo 144, que la ha sostenido en todo momento, y de los candidatos, que con su sí han hecho posible la celebración del mismo.
Nos recordó que el fruto viene si dejas hacer a Dios en tu vida. Y que eso te lleva a la felicidad, por ser instrumentos suyos, por ver los milagros que Dios hace en nosotros.
Don Jesús Ubeda dio la enhorabuena a los nuevos cursillistas en nombre de don Ginés.
Resaltó el amor de un Dios que nos conoce tal y como somos, sin juzgarnos.
Recordó la consigna del Papa Francisco de volver al amor primero – a Galilea, al primer encuentro con el Señor, porque ese primer encuentro es el fundamental.Que no nos tenga que decir el Señor, como a la Iglesia de Efeso aquello de: «Porque tengo contra ti que has abandonado el primer amor» (Ap. 2, 4).
Partiendo del «…pero el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto» (1Jn 4, 20), afirmó que amas a Dios a través de los hermanos, tal y como vivimos en la experiencia del Cursillo.
Y esto nos lleva a querer contar la gran noticia del amor de Dios: es el mismo Jesús que, desde nuestro interior, quiere darse a conocer, usando para ello nuestros ojos, nuestras manos, nuestro corazón, nuestras palabras.
A continuación, os dejamos con la galería de fotos de la Clausura y con algunos testimonios que varios cursillistas han querido compartir con nosotros. Les damos las gracias por su generosidad en abrir su corazón.
El pasado fin de semana hice el cursillo de Cristiandad 144 con la diócesis de Getafe porque mi novia Lucía, que es de Madrid, quería que le acompañase.
Mi experiencia en el cursillo se podría resumir en una frase que me llegó mientras estaba allí: «La esencia de la vida no está en vivir, si no en saber para qué se vive».
El cursillo, mediante un método particularmente excepcional, me recordó que estamos hechos para el Amor y la salvación de las almas, que debemos mantenernos firmes en la Verdad, intolerantes con el pecado, pero profundamente caritativos y misericordiosos con el pecador.
Y esa firmeza en la verdad proviene, no de que seamos unos carcas, si no de que nos sabemos amados por Cristo, único salvador, porque solo la verdad libera, y el pecado esclaviza.
Solo tengo palabras de agradecimiento hacia Dios, el Movimiento y a nuestra madre ¡La Iglesia!
Jaime Rubio, 19 años, de Sevilla.
¡¡¡Hola a todos!!!
Soy Lucía, de Madrid, y dentro de nada cumplo 19 años. El pasado puente de mayo hice mi cursillo de cristiandad, el 144 de la diócesis de Getafe.
Aunque yo vengo de un ambiente y familia católicos, no siempre he estado cerca de Jesús. El por qué de mi cursillo era, a parte de porque mi novio Jaime me había recomendado mucho que lo hiciera, porque quería hacer mío lo que había recibido de otros: la fe.
Cuando me apunté al cursillo, yo buscaba vivir una revelación impresionante de Dios. Y estaba muy cerrada a como quería que fuese esa revelación, aunque no me di cuenta hasta el final del cursillo.
Yo quería una como de vida de santo. Pero Dios tiene todo pensado y sí tuve mi revelación, aunque de forma distinta.
En el cursillo me fue revelado el Amor no mediante grandes apariciones sino por medio de lo sencillo.
A mí lo que me tocó el corazón fue ver cuántas vidas había implicadas en llevar la mía a la Suya, a la Vida.
A lo largo del cursillo me fui dando cuenta de todas las personas y cosas que habían tenido que pasar para que yo estuviese allí, y cómo Dios me cuida por medio de la Iglesia, esencial en nuestro camino a Él y de cuyo papel yo había dudado mucho en el pasado.
Así, con el corazón rebosante de alegría y agradecimiento, conseguí entender una frase que leí una vez: “A Dios solo se le puede amar apasionadamente”.
Y si eso es así, si solo podemos amarle de manera apasionada, es porque así es como Él nos ama a nosotros.
¡Que nunca se cierre nuestro corazón a Su amor!
Lucía Reinosa, de Madrid.
Para nuestro noviazgo el cursillo ha sido una bendición.
Nosotros tenemos un noviazgo a distancia, nos vemos dos veces al mes más o menos, y el cursillo nos ha ayudado a recordar que tenemos que vivir este noviazgo en actitud orante, a sabernos mirados por Cristo y saber que este discernimiento que estamos viviendo le pertenece solamente a Él.
Que debemos aprender a abandonarnos en Sus manos, apoyarnos en las de nuestros hermanos en la fe y tener siempre fija la mirada en Él.
Lucía y Jaime, que han querido compartir lo que el cursillo ha supuesto para su noviazgo.
Fue todo un subidón de
energía, un impulso en mi fe y un encuentro con personas maravillosas.
Me encantó toda la formación y el amor que había detrás de cada
persona responsable del equipo.
¡Una maravilla, de colores!
Tomás García, de Madrid.
Llegué a este 144 Cursillo de Cristiandad sin tener nada claro lo que me iba a encontrar, ni para qué iba.
De hecho, estuve tentado de no ir, pero una buena amiga, que me conoce bien, me dijo “es ahora o nunca”.
Para una persona que, como yo, está dando sus primeros pasos en el camino catecumenal a sus 45 años, es difícil entender el propósito de este tipo de cursillos; pero tras pasar por él, tengo que decir, con el corazón en la mano, que ha sido una experiencia totalmente nolvidable.
Encontré allí, entre mis compañeros de cursillo y nuestros maestros, una verdadera familia, con sus problemas, con sus abismos, como todos nosotros, sí; pero llenos de alegría, de esperanza y, lo más importante, de Amor; inspirado sin duda por nuestro Espíritu Santo y por El Señor.
Gente que me ha acogido sin juzgarme. Muy al contrario, con los brazos y el corazón abiertos, deseosos de compartir conmigo mis vivencias, mi experiencia y de ayudarme a encontrar el camino, que ya estoy recorriendo.
Un abrazo muy especial para ese pedazo de equipo organizador que lo hace posible. No se te ocurra perdértelo, porque el comienzo de una vida junto a Dios te espera allí.
Todo está previsto.
De colores.
Enrique García, de Aranjuez.