Cuando comenzaron las Navidades y finalizamos el primer trimestre los jóvenes, algo me dijo dentro hacer un plan extra de jóvenes solo por ser Navidad, donde pudiéramos hacer más comunidad y disfrutar juntos de este tiempo tan especial con el niño Jesús.

Teniendo esto en el corazón fueron surgiendo ideas. Primero nació de un plan en que tuviéramos una hora de adoración con el Señor y luego tomar un chocolate juntos.

Pero el Espíritu Santo fue moviendo todo en el corazón, y sentía la invitación de vivir esto con nuestros hermanos cursillistas de la diócesis de Madrid, para conocernos mejor y estar en familia unidos.

Se planteó de esta forma y cada día el Espíritu Santo iba hablando con detalles de este momento. Desde Madrid se planteó abrir a todos los jóvenes de nuestras respectivas diócesis para poder vivir esta experiencia unidos como Iglesia.

Y comenzó todo a ser una locura. En una semana teníamos que montar una inscripción y mejorar todo el plan, llamó la atención a otros jóvenes fuera de Cursillos y se planteó como plan de jóvenes de Cursillos para los jóvenes de la Diócesis de Getafe y de Madrid. Le gustó mucho a la delegación y nos invitaron a repetirlo.

Esto se estaba haciendo muy grande para lo que estábamos acostumbrados. Pero como era Dios quién estaba haciéndolo, salía todo solo. El lo quería y puso todos los medios.

El resultado fue una adoración de una hora con un breve testimonio de nuestro hermano Cursillista Ángel Arcicollado (Arcy) y una dinámica preciosa de oración por la Epifanía con la Estrella de Belén que movió a muchos corazones. Sólo el Señor podía hacer cosas tan grandes y tener tanta creatividad para llegar a todos.

Hicimos una super chocolatada trayendo entre todos los cursillistas jóvenes el chocolate y los dulces y pudimos jugar brevemente entre todos a «Furor» con canciones cristianas que todos conocíamos.

Y al finalizar nos fuimos juntos por la calles de Getafe cantando Villancicos y el «De Colores» hacia la Catedral donde tuvimos una visita guiada para nosotros por el Párroco de la Catedral.

Fue una experiencia preciosa, sostenida por el trípode en una sola tarde: oración, acción y formación.

Nos sentíamos todos unidos en Dios, como hermanos. Nos sentimos Iglesia.

El Señor nos puso todo, todo lo hizo Él y estamos muy agradecidos.

Gracias al Padre Javier Merino por su apoyo, su acompañamiento, al Movimiento de Cursillos de Cristiandad y a la Diócesis de Getafe por ayudar a moverlo y unirnos como Iglesia.

Han sido unos frutos preciosos.

Paula María Rodríguez García, responsable del Área de Jóevenes del MCC-Getafe.